Sin duda, se trata de una de las salidas profesionales más recurrentes en estos tiempos de altas tasas de paro en nuestro país. Convertirse en freelance o trabajador autónomo y prestar tus servicios profesionales por cuenta propia constituye, en la mayoría de los casos, una solución de fuerza para quienes no encuentran ofertas laborales ajustadas a su perfil y requerimientos profesionales.La opción del autoempleo está siempre al alcance de cualquier profesional que se decida a dar el salto hacia la gestión propia de recursos, clientes, servicios y también de los problemas derivados de cualquier actividad empresarial. Ya sea en compañía de algún socio o en solitario, el trabajador autónomo debe ser consciente de los pros y contras que caracterizan a esta modalidad de trabajo para evitar sorpresas desagradables con el paso del tiempo. Os contamos algunas de las ventajas y dificultades que debes conocer antes de decidirte por la alternativa del autoempleo.
Tú eres tu propio jefeTanto la orientación de tu trabajo como su rendimiento no será marcado ni supervisado por alguien jerárquicamente superior a ti. Tú mismo serás quien marque las pautas y flujos de trabajo y también quien, a posteriori, evalúe los resultados con mayor o menor “manga ancha”. La exigencia y los márgenes de negocio los fijas tú.Podrás desarrollar tus ideas y creatividad sin cortapisasLa fórmula del trabajo por cuenta propia permite dar rienda suelta a las ideas o proyectos que, de otra forma, no podrías poner en práctica. Tú serás el arquitecto de tu modelo de negocio y de la deriva que quieras para esa actividad que lleva impreso tu sello personal.La rentabilidad de tu trabajo se queda en casaPensar que el esfuerzo de nuestro trabajo y las horas invertidas en él revertirán directamente en nuestro beneficio y no en el de un tercero es, a priori, un atractivo acicate para plantearse la fórmula del autoempleo. Sin embargo, no hay que olvidar que, como trabajador autónomo, tienes la obligación de tributar por los rendimientos de tu trabajo y contar con los pertinentes libros de contabilidad en orden ante una posible inspección fiscal.La conciliación familiar resulta algo más sencillaSi estás decidido/a a montar tu despacho en casa, ganarás en flexibilidad horaria para compartir más tiempo con tu familia y estar disponible ante posibles contratiempos con los niños o mayores, que siempre precisan de nuestra atención. Eso sí, te tocará compensar ese tiempo invertido con trabajo extra en otro horario alternativo al de la marcha lógica del hogar.Satisfacción y desarrollo personalesPoner en marcha una actividad profesional ideada, implementada y suministrada por ti representa una fuente de satisfacción y autoestima indiscutibles. La capacidad emprendedora y de superación frente a las diferentes dificultades que puedan aparecer por el camino redundan en la fortaleza personal del autoempleado.Ahorrarás tiempo y dinero en desplazamientosEn ámbitos urbanos donde los desplazamientos consumen gran parte de nuestro tiempo personal, la idea de evitar kilómetros y minutos de distancia entre la oficina y el hogar resulta casi un sueño. Si decides trabajar desde casa, dirás adiós a los gastos de gasolina y/o del uso de transporte público. Otra opción para el trabajador autónomo es considerar el alquiler de alguna oficina externa o de una solución más económica como es la búsqueda de un espacio de coworking cercano al domicilio.
Tú eres el único responsable frente al clienteTendrás que prepararte mentalmente para lidiar con los habituales problemas que puedan surgir en el trato con el cliente. Al fin y al cabo, sigues trabajando para un tercero y es a él a quien debes reportar la fiabilidad y los resultados de tu trabajo. Ármate de paciencia y ejercita el don de gentes y la inteligencia emocional.Precisarás de una formación empresarial complementariaAunque tengas la seguridad de controlar la actividad profesional que desarrollas y ofreces de manera directa, sin intermediación de ninguna empresa, deberás considerar la conveniencia de formarte en otros campos complementarios en el ámbito de los negocios. Es el caso del marketing y de otros conocimientos y habilidades propios de la gestión empresarial y/o comercial. En el ámbito fiscal, lo más cómodo y seguro es contratar los servicios de un gestor especializado.El riesgo económico existeSobre todo en la fase embrionaria de tu actividad como emprendedor, debes contar con una inversión inicial que saldrá, bien de tu bolsillo o de tu entorno más cercano, bien del crédito de una entidad bancaria con la que contraes una deuda. La viabilidad de esa actividad profesional no está ni mucho menos asegurada y los principios suelen ser complicados en estos casos de emprendimiento. Calcula el margen que estás dispuesto a perder para luego ir amortizándolo con la paulatina buena marcha de tu negocio.Dificultad para separar el ocio del trabajoSi trabajas desde casa, te olvidas del coche y los atascos, pero también de la charla con los compañeros de oficina y las relaciones interpersonales. Además, si pretendes conciliar tu vida familiar y profesional, te resultará imprescindible hacer un cuadrante que delimite el espacio dedicado al ocio y al trabajo. Y, lo más difícil, debes cumplirlo con disciplina por el bien de tu equilibrio personal.Los horarios se alargan y las preocupaciones no cesanEl gran problema de ser tu propio jefe y de gestionar el devenir y la rentabilidad de tu negocio es que resulta muy complicado el momento de parar de trabajar. Si los clientes no llegan en un primer momento, la preocupación por replantear el modelo de los servicios que ofreces ocupará tu mente sin descanso. Y, en el caso contrario, de que la productividad mejorada motive un mayor número de clientes te exigirá una mayor cantidad de horas de trabajo. Tendrás que plantearte la opción de delegar y crecer.Si creces, quizá debas dar el paso de autónomo a empresarioEl propio devenir de tu actividad profesional te lo irá marcando. Si eres afortunado y la venta de tus productos y/o servicios prospera, se incrementará también la carga de trabajo y la necesidad de atender a un mayor número de clientes sin sacrificar por el camino los estándares de calidad. Si no quieres verte desbordado por horarios interminables de trabajo, llegará el momento de saber delegar y contratar colaboradores y, con el tiempo, de constituir una pequeña empresa y dejar de ser una persona física para Hacienda.