p style="text-align: justify;">El dividendo se ha convertido en la obsesión de muchas grandes empresas. Aunque la coyuntura de mercados se complique, empresas como Banco Santander o Telefónica siguen comunicando a inversores y analistas sus esfuerzos para mantener el dividendo llegando incluso a ventas y desinversiones si los resultados no acompañan esta intención. Desde luego el dividendo es uno de los puntos reclamo más importantes para mantener la satisfacción del inversor, más en un momento como el actual en el que los mercados siguen volátiles, combinando meses “buenos” con otros “malos” y cuando los tipos de interés y la rentabilidad de casi toda la Deuda, incluyendo la Pública, está en tasas cercanas al 0%.
Por todo ello, invertir en dividendo no es tan mala idea, más cuando los valores que más reparten suelen ser empresas seguras y consolidadas, pero eso sí, diversificando las mismas. Si compramos por ejemplo acciones sólo de una empresa porque nos dé un atractivo 5% en dividendo, pero esta pierde, por ejemplo, un 30% de su valor en Bolsa, estaríamos haciendo un mal negocio. Por ello, como son muchas las acciones en todos los mercados que ofrecen esta posibilidad lo mejor es la diversificación y la gestión profesional del mismo y esto lo conseguimos a través de los fondos de inversión. Pero antes de ello, vamos a explicar la diferencia entre dos grandes grupos de fondos, los fondos de acumulación y los fondos de reparto.
La mayoría de los fondos de inversión que se comercializan se basan son los llamados fondos de acumulación. Este tipo de fondos no reparten ningún tipo de dividendo, sino que lo van acumulando en el propio fondo, con lo que su valor de liquidación crece de manera progresiva con dos claras ganancias. La primera, al permitir que las plusvalías generen también ganancias, lo que eleva la rentabilidad especialmente en el largo plazo. La segunda, la fiscalidad. Al no recibir ninguna ganancia la fiscalidad es mejor ya que existe un diferimiento de pagos de impuestos.
Frente a estos, nos encontramos con los fondos de reparto, que se caracterizan porque reparten de manera periódica (mensual, trimestral, semestral,..), un dividendo y por ello, son buena alternativa rentable a los que desean recibir pagos periódicos.
En un momento en el que los grandes comercializadores de fondos de inversión como son los bancos ofrecen productos tan poco fiables como los fondos garantizados o los seguros de ahorro, los fondos de reparto se convierten en una alternativa mucho más rentable.
Eso sí, hay que tener muy en cuenta la fiscalidad. Los pagos que se reciban periódicamente tributan al 19% si es inferior a los 6.000 euros hasta un rango que se eleva al 23% si los cobros son superiores a 50.000 euros. Por ello su fiscalidad empeora frente a los fondos de acumulación, eso sí, algunos inversores los utilizan para compensar rendimientos de capital mobiliario negativos a la vez que reciben este pago periódico.