p style="text-align: justify;">La internacionalización de las empresa lleva a que muchos trabajadores de una empresa matriz acaben destinados a un puesto en el extranjero. Algunos se quedan mucho tiempo e incluso acaban su vida profesional en otro país, pero son muchos más los que están temporalmente, pero en estos años, el impacto económico presente y futuro cambia drásticamente.
El régimen de este trabajador expatriado, que ha dejado su país de forma temporal, para ocupar alguna vacante en su empresa, siempre con la intención final de regreso a la nación de origen, ha cambiado de forma importante en los últimos años. Si hasta el 2012, en la mayoría de los casos se permitía seguir tributando a la Seguridad Social española, desde mayo de ese año lo tienen que hacer al sistema de protección del país en el que estén trabajando. Los empleados que ya lo hicieron, pueden solicitar una prórroga para continuar en este régimen pero los nuevos, se pueden encontrar con una laguna importante en sus cotizaciones.
A esto hay que añadir la fiscalidad. La diferencia en la tributación puede ser importante a igualdad de salario. Por ejemplo, los países asiáticos suelen tener una tributación muy baja, en América hay países con tributación alta pero generalmente es inferior. Por último, los hay, como ocurre en algunos países de Europa, con una fiscalidad superior y con ello, un menor ingreso neto para el trabajador.
El trabajador expatriado debe trabajar con una doble perspectiva temporal para mantener o mejorar el bienestar o ingresos presentes pero no abandonando nunca la perspectiva futura, muy marcada por una posible pérdida de ingresos derivada de la cotización en un régimen distinto en el extranjero.
La empresa tiene mucho que decir y participar en esta compensación y normalmente lo hace por la vía salarial. Ya sea por mayor tributación, por el hecho de compensar vivir fuera o cubrir gastos, el salario del expatriado suele ser bastante mayor. Si a esto se suma un nivel de vida inferior, el bienestar presente suele estar cubierto. Sólo es necesario hacer mucho hincapié en la protección y esta también suele cubrirla la empresa con seguros de amplia cobertura de vida y salud.
Esta perspectiva generalmente benévola en el presente no debe nublarnos para el futuro. Cuando regresamos a nuestro país, se pierde generalmente la totalidad (o al menos buena parte) y veremos esta laguna o gap en la cotización en la seguridad social que puede suponer cobrar menos pensión pública futura. Por todo ello, es importante que buena parte de las retribuciones por expatriado moverlas a productos de inversión que generen en el futuro esta renta o capital que compense la pensión pública.
Aunque la empresa realice aportaciones a planes de pensiones, no hay que olvidar que la pensión o renta para la jubilación futura puede tener como bases tres pilares: El primero los sistemas de Seguridad Social, el segundo las aportaciones de la empresa y el tercero las que hagamos nosotros mismos. Y todo lo que vayamos ahorrando o invirtiendo y cuanto antes mejor, aumenta las posibilidades de un mayor capital o renta para la jubilación.